Tendemos a justificar a nuestro favor todas las decisiones que tomamos. En síntesis el principio es que siempre tenemos la razón aún cuando realmente no la tengamos esto aplica tanto en el hacer cómo en el no hacer. Por un lado ajustamos la realidad a nuestro actuar particular y por el otro Buscamos justificaciones “válidas” (para nosotros) al porqué no realizamos algo.
En ambos casos la creencia es la misma nuestro argumento-siempre a nuestro favor- es objetivo pero la verdad es que no lo es. Esta muy sesgado. Nuestras justificaciones protegen nuestros ego. Siempre están a nuestro favor porque debemos poder vivir con nosotros mismos.
Esos airpods que recogiste del suelo no eran unos audífonos abandonados sin dueño eran unos audífonos de la persona de la tienda de al lado ganándonos así el título de persona con suerte en ves de el título de ladrón.
Es muy difícil considerarnos idiotas, malvados o imbeciles. Es mucho más fácil considerarnos unos incomprendidos.
La clave puede decirles que está en vernos desde arriba como si fuésemos nosotros mismos una tercera persona. Pero sospecho que incluso esto puede servirnos más a nosotros que a la verdad, siendo esto una justificación más inteligente dígase Una forma más sofisticada de engañarnos.
Entonces que hacer? Creo que auditarnos ante una tercera persona que consideramos diferente en su pensar es una solución. Claramente esto no es sostenible por lo que debe de Primar una valoración del sesgo que acabo de compartir en todas nuestras decisiones.