El éxito es el Olimpo humano. Este varía según la época. Puede ser un estado físico, un lugar o un estilo de vida. Al final depende de una combinación de factores sociales, económicos e históricos.
En pos del éxito sacrificamos nuestra vida. Es el mayor deseo del ser humano de necesidades básicas cumplidas.
No tener éxito es entonces un deseo moderno que crea un miedo moderno (el no cumplimiento del deseo).
Es por ello que necesitamos de las excusas para vivir. Ellas nos dan una razón para salvaguardar nuestra estima cuando no logramos cumplir las expectativas sociales. La simple idea de no ser lo suficientemente bueno para lograr el “éxito” crea un vacío que necesita ser llenado con historias. Historias creíbles para nuestros camaradas y para nosotros mismos.
Estas historias son el auto-sabotaje. El auto sabotaje viene siendo entonces como una línea de defensa que protege nuestra estima.
A veces nuestro auto-sabotaje va un paso más allá y mediante él evitamos la mera iniciativa del éxito poniéndonos bajo el yugo de algo que nos impide de raíz avanzar. Dígase una posición que imposibilita la consecución del éxito.
Por ejemplo tener un jefe abusivo que bajo su mando nos impide trabajar y desarrollar nuestra creatividad. Lo qué pasa aquí realmente es que necesitamos de la existencia de este jefe para poder sostener nuestra identidad de “bueno” ya que con él podemos decir “mi jefe no me deja hacer un buen trabajo”. Siendo entonces el jefe el culpable de nuestra mediocridad.
Esto puede extrapolarse a todas las áreas de la vida. Padres, novio, amigo, socio etc.
Lo Importante es darse cuenta de nuestros auto-sabotajes para así dejarlos.
Tienes el poder de cambiar.