La máscara se convierte en la persona.
Cada vez que una persona se pone un traje formal las personas de su alrededor le tratan un poco más formal, pero lo más interesante es que la persona del traje se trata así misma de manera más formal y actúa de manera más seria. Al encontrarte bien vestido es menos probable que incurras en una acción de sin vergüenza que si andarás con andrajos.
Creo que en la vida nacemos en una familia y en una posicion social que marca la pauta de nuestro comportamiento. Las cosas que decimos y hacemos están escritas porque es como las personas de ese rol han actuado y se comportan.
Las posiciones con sus beneficios, perjuicios, incentivos, inclinaciones y estrategias cambian a las personas: Porque las exponen a problemas precisos y homogéneos que tienen respuestas por defecto, estas respuestas en su interior exponen principios y crean patrones en nosotros.
Estos comportamientos normales son como un manual de jugador, que todo miembro de la sociedad sigue de acuerdo a su rol. El rol está dictaminado por nuestro trabajo, título, posición social y económica.
Los comportamientos que salen del manual no son nuestros son automáticos. Todas las respuestas que ahí circulan son correctas pues es como las cosas se han hecho, se hacen y se harán.
Esto es un peligro pues comportarse de esta manera fue justo lo que hicieron todos los que trabajaban para el gobierno en la Era del nazismo resultando en crueldad y genocidio, tal vez actuando como debemos actuar hoy no matemos una raza pero si nos mataremos a nosotros mismos. Nuestra unicidad parte de quienes somos, no hay dos personas parecidas aunque todos nos comportemos iguales.
Salir de ese molde requiere personalidad autenticidad e inteligencia. Características que pueden aislar a las personas por su pensamiento diferente pero son las características que salvarán al mundo.