La carrera4 minutos de lectura

Hoy asombrosamente corrí 15km sin preparación, una distancia que siquiera su mitad había corrido sin descanso en mi vida completa. Y cómo si fuese poco termine la carrera en primer lugar.

¿Cómo pudo suceder esto? Creo que la razón por la que fue posible realizar esto sin preparación fue porque inicie determinado a no pararme y porque simplemente no sabía que eran 15km. Siendo honesto no hubiese accedido a correr tanto sin preparación ni experiencia.

Sucede que al ser mi primer día de clase de atletismo comencé la carrera con el hambre de demostrar mi valía y mi intención. Me dije a mi mismo que no pararía. Así a un paso de trote constante logre alcanzar mis primeros kilómetros, iba paso a paso concentrado en el aquí y el ahora, pasando al que iba por delante y no pensando en la meta final. Pero por más concentrado que estuviese, por bueno que sea mi ritmo y mis ganas llega el momento donde te preguntas: ¿cuantos kilómetros son?

En un principio me habia convencido solo de que eran cinco kilómetros de distancia haciendo que mi paso sea más rápido de lo normal por lo que pase a la mayoría de los corredores. Pero al llegar a los 5km no encontré a nadie, no había meta alguna, me imaginé que sería un poco más lejos.

Caí en cuenta de mi gran error cuando en el kilómetro 7 en el otro carril me percato de que iba un corredor corriendo en sentido contrario por lo que deduje que la meta debía de ser al principio y por ello debía de encontrarme casi a la mitad del camino.

Fue entonces que por mi mente paso el detenerme, nunca había corrido tanto y ya los músculos de mis piernas estaban entumecidos pero había logrado tanto.., había pasado a tantos corredores que no tenía sentido echar todo por tierra y pararme. Al menos debía de darme una oportunidad para que aunque no terminara la carrera ver que tan lejos podía llegar sin pararme.

Ya a unos 10 km el puente de mis pies me torturaba, mi abdomen superior tenía un punzón violento que me impedía respirar y las ampollas de los dedos de mis pies me recordaban con ardor en cada paso la imposibilidad de mi empresa, fue alli al borde de rendirme que en el horizonte visualicé al tercer lugar detenido tomando aire, estaba ahí a mi alcance por lo que decidí continuar con mi lento paso por al menos un kilómetro más hasta que le pasara. Una vez le pase, El segundo lugar estaba a la vista no muy lejos de mi, dejé de concentrarme en la meta aún lejana y me enfoqué en pasarle, si había llegado hasta aquí se que podía llegar hasta el sin que se percatara y así lo hice, pasándole sin que el diera lucha.

Ya en los últimos dos kilómetros aunque mi dolor era insoportable era demasiado lo que había recorrido como para ser tan tonto de no llegar. Aún si fuera con mis pies en las manos iba a pasar orgullosamente a la meta en segundo lugar.

En los últimos 100 metros di mi último empujón corrí con todo solo para probarme a mi mismo que podía con más, pase la meta rápido y fuerte, para mi sorpresa cuando me paré me di cuenta que Justo detrás había llegado otra persona, me pareció imposible pues a quien había pasado lo había dejado atrás. La persona que recién llegaba era el presunto primer lugar, por lo que había llegado Yo de primero. El había cogido un tramo extremo de un camino amplio y le había pasado sin que él ni yo nos diéramos cuenta. Después me contó el segundo lugar que casi al llegar a la meta vio mi espalda y se echó a correr lo más rápido posible, casi alcanzándome.

Después de la carrera dure semanas sin correr, apenas podía bajar las escaleras de mi casa pero valió la pena porque me demostró lo que el cuerpo puede hacer cuando la mente le apoya.

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