El pescador4 minutos de lectura

A la búsqueda de peces me lance a alta mar pero por más que me esforcé y probé todas las técnicas, no pesqué nada.

Al volver al muelle, sin ninguna pesca vi unos pescadores que merodeaban y les pregunté ¿que debía de hacer para pescar algo? A lo que me respondieron de que se trataba de la pregunta cuya respuesta nadie conocía pues dependía de la situación marítima y la disponibilidad de peces, ambos fuera de nuestro control. Lo que si puedes hacer prosiguió es mantenerte en alta mar pescando y tú tiempo llegará.

Al otro día me levante más temprano y me dirigí a alta mar, estuve allí más de 14 horas sin éxito alguno, mi cuerpo apenas podía sostenerse, mi piel reseca parecían escamas por la exposición al sol. Al volver al muelle con las manos vacías el grupo de pescadores que también acababa de terminar me consoló dándome unas palmaditas en la espalda y diciéndome que había sido un mal día para todos, que perseverara.

Llegue a mi casa cansado pero no podía dejar de pensar en los peces, quería… no, necesitaba pescar algo. Pensé en robarme la pesca del vecino o incluso comprar uno de los pescados poco frescos del supermercado pero aguante y decidí al otro día levantarme aún más temprano para salir a pescar. No habiendo pasado 4 horas del inicio de mi sesión y no habiendk pescado nada, entre en una crisis de frustración que me hizo irme a media mañana, quería estar en mi casa.

Al llegar al muelle vi a un pescador llegando y para hacerle el favor le dije que no perdiera el tiempo, que hoy no era el día para pescar por el mal mar. A lo que con una carcajada respondió “ Cada día que vengo pescó un marlin, no importa el clima, el mar está lleno de peces” . No solamente decía que iba a pescar sino que decía que iba a pescar un pez en específico, wow pensé. Le dije que estaba delirante y que no le creía. Me dijo que lo hace 2 veces a la semana como mínimo, que si quería podía esperarlo para mostrarle la pesca del día, a lo que accedí.

Me quede limpiando mi barco cuando a medio día, vi al pescador con un gran marlin! Estaba anonadado, le felicité y le pregunté cómo lo había hecho. Respondió que simplemente lo busco y lo encontró.

Le implore que me aconsejara, que era un hombre miserable al no poder pescar ni un pequeño pez, debió de ver un cambio de luz en mi cara pues me tocó el hombro y me dijo que el también vivió eso. Mi sorpresa fue tal que me tuve que sentar, decidió explicarme el arte de la pesca y me pidió que le enseñara mi bote y mis herramientas. Felizmente accedí.

Las observo por menos de un minuto y me pregunto a donde iba a pescar a lo que respondí que a picadilly. Me miro a los ojos y me dijo. Tú bote es demasiado rústico y anuncia su llegada a los peces, recuerda que ningún pez quiere ser pescado. Tu anzuelo es muy pequeño no podría aunque lo intentase agarrar a un buen pescado. tú carnada no atraería ni a un pez en ayuno. tú caña no atrae delicadamente, los pescados no pueden sentir que lo jalas a tirones por momentos, la fuerza debe de ser imperceptible y más al principio cuando el anzuelo no está bien enganchado Y por último estás pescando en una zona con sobrepesca y donde no se encuentran buenos peces. Le di las gracias y le pregunté ¿cuando volvería a pescar? Me dijo que en dos dias. Pero para que!? tienes ahí un marlin… continue, me dijo que siempre hay que tener peces congelados para los días que quieras comer pescado pero no quieras pescar y para que cuando pesques lo hagas pacientemente sin necesidad. Confundido le di las gracias nuevamente y se fue.

Tarde esa noche vi llegar al grupo de pescadores, muy felices porque uno de ellos había pescado una trucha. Fui corriendo y les hablé de mi experiencia con el misterioso pescador. Me dijeron que lo conocen y que lo admiran. Es el sueño de todos ser como él pero son pocos los afortunados que nacen con su talento y recursos prosiguieron es fácil pescar cuando se tiene su bote y sus herramientas, aún así algún día con trabajo duro llegaremos a pescar como el!. Asentimos todos y decidimos irnos a bebernos unas cervezas en honor a nuestro compañero de la trucha.

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