“Trabaja mientras otros se divierten”2 minutos de lectura

“Trabaja mientras otros duermen, Estudia mientras otros se divierten, Persiste mientras otros descansan Y luego vivirás lo que otros sueñan”

La adoración por el más trabajador y la cultura del “siempre trabajando” ha dado cabida a que más personas se sacrifiquen por el bien de la empresa. Pero qué pasa cuando eso que se sacrifica es la felicidad?

Es por esto que es difícil vender la idea del sobre-trabajo. No importa lo sexy que se haya convertido el zombi trabajador, sigue siendo una persona visiblemente infeliz y disfuncional. De ahí nace el “trabaja ahora para que después disfrutes” tipo de frases un intento de engañar al burro para que siga persiguiendo la zanahoria y por tanto cargando el equipaje del amo, con ímpetu y esperanza.

La verdad es que quien posterga la felicidad, la diversión y el descanso para después no solo se arriesga a no llegar nunca a tenerla por la incerteza del futuro sino que en últimas ni siquiera obtiene un beneficio mayor que quien disfruta, descansa y prioriza su felicidad día a día.

Quien trabaja ahora para disfrutar después solo esta acumulando un valor que en este caso sería “la felicidad” durante toda su vida hasta que un día del futuro el trabajador decida despilfarrar ese valor acumulado: obteniendo lujos y descansos. Mientras que si alguien digamos su contraparte el “hedonista” prioriza su felicidad y gasta todo el valor ficticio que denominamos “felicidad” día a día sin acumularlo no es que reciba al final de su vida menos felicidad que el “trabajador” del que hablábamos, pues “el hedonista” gasto el valor “felicidad” regularmente de poco en poco pero obteniendo al final la misma cantidad de felicidad que el trabajador que al principio no gastaba nada y al final mucho.

Ni el camino del hedonista ni el del trabajador que al final de su vida es rico, son directrices deseables. Se necesita de un equilibrio para una vida feliz. Aún así creo que es preferible una vida hedonista donde se prioriza la felicidad hoy, que una vida de trabajar donde se persigue grandes ganancias de felicidad en el futuro. No por tener yo una mirada cortoplacista sino por la realidad de la aleatoriedad y finitud de la vida. Aquel que se planifica para en 20 años ser feliz se arriesga a que sus negocios quiebren, a qué ya no sea posible el sueño o qué sencillamente se muera mientras que el hedonista al menos vive en el mundo de lo cierto, en el presente. La felicidad tiene diferentes formas no siempre es diversión y no siempre es productividad pero ambas poseen un grado de ella.. debemos de priorizar la felicidad con responsabilidad y equilibrio.

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