Hoy fui a la torre Eiffel2 minutos de lectura

Miles de turistas provenientes de todos los rincones de la tierra, se tomaban fotos frente a la afamada torre Eiffel, seguramente algunos de ellos se gastaron todos sus ahorros mientras que otros ahorraron meses para prepararse para la costosa ciudad pero sin dudas todos terminaron felices porque vieron cumplir su deseo de ver la emblemática torre.

Al fin y al cabo se trata de una antena en metal fea de gran tamaño. Habiendo otras construcciones humanas más agradables a la vista, antiguas o altas ¿Porque entonces las personas tienen como sueño ver la torre Eiffel?

Me parece qué en el centro hay una historia que nos contaron de lo que significa ser humano y de lo que debemos de hacer para experimentar la humanidad.

La torre Eiffel es un símbolo que ha sido seleccionado(curado) como algo digno de ser visto. Es asombrosa, según alguien. Así como las 7 maravillas del mundo, ir a verlas es una experiencia “única” un logro para cualquier ser humano culto, un deleite sensorial, una insignia de haber vivido al máximo.

Vemos desde nuestro país de origen contenido mediático de la torre Eiffel y sentimos miedo de que nos estamos perdiendo de algo. Lo que está en la lista de “lo mas turístico” es un llamamiento al ser humano que aún no la ha visitado de que tiene una deuda y haría bien yendo.

Estoy convencido de que si nos dijeran que el río que está cerca es una maravilla iríamos y disfrutaríamos más que si no nos lo dijeran. Cuando nos encontramos frente a una “maravilla” cambiamos nuestro estado mental nos volvemos más perceptibles, no por la belleza sino por que nos dijeron que es bello, estamos expectantes con los sentidos más abiertos, susceptibles, en mejor actitud de disfrutar.

La verdad que el ser humano, disfruta realmente de pocas cosas: beber, comer, dormir, sexo, socializar, pertenecer a una comunidad y formar una familia. Lo que sale de ahí es una historia, un artificio, que nos ha convencido de que lo necesitamos. Una estafa que promete hacernos más humanos, mejores, más felices, ect. a cambio de nuestro dinero y tiempo. Cuando por fin ves la torre Eiffel, esta es remplazada por otro lugar más de la lista de lo “asombroso”. La búsqueda de experiencias y lugares nunca termina, siempre hay otro más en la fila.

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