El náufrago2 minutos de lectura

Cuando salte del avión, el paracaídas se rompió, di vueltas y vueltas sin control sobre mi cuerpo, no sabía que era abajo ni que era arriba recordé mi entrenamiento: con mucho esfuerzo logré enderezarme pero la superficie del agua estaba demasiado cerca, rápidamente abrí el paracaídas de emergencia y sentí un fuerte empujón hacia arriba que estremeció todo mi cuerpo. Había obtenido demasiada velocidad en la caída libre encontrándome muy cerca del agua como para maniobrar mi paracaídas y acercarme a la superficie de tierra que se veía borrosa a la distancia.

Caí. El impacto en el agua fue fuerte, me enrede con el paracaídas y tuve que luchar para salir a flote pero al menos estaba vivo y sin heridas graves.

Mi primer instinto fue nadar hacía la dirección donde visualice tierra pero por más que nade la distancia entre el paracaídas y yo era ínfima, sabía muy dentro que no llegaría, estaba demasiado lejos de tierra. Pero recordaba las historias de náufragos que nadaron decenas de kilómetros, pescaron su propia comida y llegaron a la orilla.

Inspirado ante el recuerdo de estas historias nade con ímpetu pero sorprendentemente con pocas brazadas ya estaba cansado, por mi mente pasaron preguntas como ¿será que no tengo fuerza en los brazos? O que Mi voluntad no es lo suficientemente fuerte?

Entonces pensé que si me quedaba donde caí, alguien me encontraría, el paracaídas abarcaba espacio por lo que se podría visualizarse desde lejos además si no me movía ahorraría energía, lo que me haría vivir más tiempo y me daría más oportunidad de que alguien me encontrara.

Tal ves esa era mi mente justificando mi vagancia. La verdad es que no quería perecer a tan solo unos metros de donde había caído y que cuando encontrarán mi cuerpo muerto pareciera un cobarde que no se aferró a la vida.

La perseverancia es una característica de triunfadores y que mejor incentivo para perseverar que el de salvar su propia vida, acaso no es humano esforzarse hasta el extremo con tal de disfrutar de las buenas cosas de estar vivo. ¿por que yo no quiero perseverar y ganar la oportunidad de ser uno de esos que salen en el periódico? además de que también nadando hacia la orilla podrían encontrarme.

No me enseñaron a rendirme, me enseñaron a luchar. La mentalidad de ganador es lo que diferencia a los que logran las cosas de los que no, si ignoro la negatividad y me mantengo positivo lo lograré. Así que en ese momento decidí: quedarme boyando cerca del paracaídas.

Mi nombre es Alejandro y esta es mi historia.

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