Es común encontrarnos con anuncios de empresarios que nos tratan de vender una inversión en su negocio, con la premisa de que con susodicha inversión no tenemos nada que perder y que si la propuesta devuelve una rentabilidad de un 2% o por poco que sea es por ello un éxito.
Esto resulta ser suficiente para enganchar al oyente porque el negocio suele ser uno sin obstáculos de entradas donde no se necesita de una gran inversión y solo requiere de nuestro tiempo.
El tiempo es un recurso finito y no renovable, es por ello que es tan importante en que lo gastemos. El problema aqui se encuentra en que la inversión de tiempo es muy cara, una hora invertida en algo es una hora dejada de invertir en otra cosa, si envés de trabajar una hora extra en tu trabajo y generar 100 pesos, lo tomas para improvisar en una inversión que promete alguito, estás como mínimo perdiendo 99 pesos.
Nada viene de gratis, aún en las inversiones de donde parece ser que no hay nada que perder siempre estamos dando algo, todo cuesta. Hasta el inofensivo “voy al baño, me podrías guardar el sitio” cuando nos encontramos en una fila, viene con el costo de nuestra atención, un gasto de energía mental y de recordarnos de la cara de la persona y una falta de libertad de irnos.