La historia es un registro de acontecimientos humanos importantes ensamblados de manera cronológica, los historiadores tomando esos y otros supuestos históricos le dan sentido.
El estudio de la historia no se limita a contar los hechos, sino que los historiadores otorgándole un poder político y vidente la utilizan para servir a la sociedad.
Frases como “quien no conoce su historia está condenada a repetirla” condensan este aire reformador de la historia.
El problema de la historia es que hay demasiados factores erróneos en la ecuación(suceso historico), no todo lo que sucede queda registrado y no todo lo que se registra es verdad.
Las fuentes de donde se toman los sucesos históricos están sesgadas por sus propios intereses derivando en historias convenientes que imposibilitan aún más el trabajo del historiador.
El presente es un caos producto de un sinnúmero de acontecimientos infinitesimalmente improbables que crean el nexo perfecto para que todas estas causas desemboquen en el presente y una variación simple de un hecho importante puede derivar en sucesos muy distintos a las acontecidas. Todo acontecimiento está repleto de caos por lo que es casi imposible precisar que causa generó el hecho y cuál no lo hizo. El presente siempre es diferente, las personas involucradas son distintas, la información es distinta, el tiempo es distinto por lo que aunque suceda la misma serie de acontecimientos el resultado total será distinto.
La historia no responde a la verdad, tampoco sirve para la toma de decisiones. Es una historia escrita por sus ganadores, para exponer sus logros y tapar sus desatinos. La historia por ello no dista mucho de la literatura de ficción. Ambas son Fantasia con el fin de darle significado a su público, entretenerlos hablándoles con la coherencia moral e intelectual que ellos desean y necesitan. La historia es una herramienta para el poder, promoviendo un pensamiento deseable para la sociedad. Sacrificio, bondad, libertad póngales usted el nombre a sus héroes pero todos ellos fueron escogidos entre un sinnúmero para satisfacer el discurso presente.