Hay personas que con buena voluntad tratan de ayudar a las personas necesitadas pero por su mala ejecución terminan perjudicandolas.
Por ejemplo Muchas de las donaciones provenientes de países ricos, como la ropa, terminan en manos de intermediarios que utilizan esas donaciones para venderlas. Formándose mafias que maltratan a los residentes que no ceden a su voluntad.
Hay que ser inteligente hasta para dar. La intención es lo menos valioso de toda ecuación. Todas las guerras, genocidios y hambrunas han sido producto de buenas intenciones. Es que es muy fácil asumir que todo lo que provenga desde el amor solo puede producir amor pero la realidad es que puede producir todo lo contrario.
El actuar bienintencionado es el producto de una emoción bondadosa, pero no por ello deja de ser un acto emocional que nos dificulta hacer uso de la razón. Olvidándonos asi de la realidad de la maldad del Mundo y las leyes económicas del mismo.
Pero no hay que irse al mundo de las ONG’s o a las grandes donaciones económicas para observar la filantropía estupida. Sucede todos los días en todas las esquinas. Por ejemplo en el manejo bienintencionado de un carro que mientras va manejando por una avenida muy transcurrida decide frenar para darle El Paso a un vehículo que intenta cruzar la avenida, casi provocando que todos los vehículos que venían atrás le choquen. El mismo caso con un peatón(que de hecho vive sucediendo) cuando se le cede El Paso y termina atropellado por otro vehículo que rebasó por los lados al filántropo. Otro caso que me viene a la mente es el padre bienintencionado que no quiere que su hijo sufra y por ello lo esconde, produciendo un niño asocial.
En fin hay que tener presentes las verdaderas consecuencias de las buenas intenciones. Poner esfuerzo, Pensar en el resultado y actuar estratégicamente para así hacer una filantropía inteligente.