Lo malo de lo malo es que nunca es absurdamente malo, ni siquiera enteramente malo.
Todo lo malo viene acompañado de lo bueno. No existe el villano que come niños de las películas de monstruos, sino que existe el buen amigo y buen ciudadano que algunas noches golpea a su familia y otras las trata bien.
Esto es lo malo de lo malo porque es lo que impide que busquemos ayuda o que tratemos de salir de la mala situación. Se sobrepasan los límites en “X” plano pero no se hace lo suficiente como para que tengamos que salir corriendo. Nos mantiene expectantes de cuando es que se sobrepasara un límite para sentirnos justificados y acabar con la relación pero ese límite nunca llega.
A veces lo malo nisiquiera es expreso sino que toma modos de agresion indirectos, insinuadores y/o pasivos. Dificultando aún más la salida del mal. Revelar intenciones con malos tratos e insultos al menos facilitaría la cuestión, pero recibir miradas juzgadoras, energías negativas y/u omisiones reveladoras No nos permite agarrar la falta íntegramente y exponerla, pero el mal está ahi esas conductas pasivas hacen palpable lo invisible.
Sería bueno que la vida sea como las susodichas películas, almenos si hay alguien con una máscara que nos persigue con una sierra eléctrica, sabemos que debemos de correr. Pero el mal en la vida real muchas veces viene con amor y buenas intenciones. Hasta nos da los argumentos necesarios para hacernos buenos abogados del diablo y poder así perpetuar la deplorable situación: “Es malo en un sentido pero bueno en otro”. “Yo mismo tal vez le di un empujoncito justificador “. Pero todo esto es humo que nos impide ver lo importante nuestro sentimiento interno.
Cada quien debe de ser feliz y por ello considero que el mal debe de ser evitado. No digo que todo el que un día nos haga mal deba de ser evitado pues nadie es perfecto y todos tenemos algo malo pero si que debemos de ponderar mirando el historial y cuando se hace más mal que bien pensar en el factor de “lo malo de lo malo” y actuar.