El Día de hoy me tope con una de esas publicidades donde adolcentes enseñan a invertir en bolsa. Se trataba de un llamamiento a invertir como la reina de la bolsa: Nancy Pelosi, nombre que se ganó después de acumular una riqueza enorme Gracias a su posicionamiento de capital en los activos idóneos en los momentos idóneos. Curioso me dirigí a internet a investigar sobre ello y confirme que La Sra. Pelosi es sin dudas una muy buena inversora. Invirtió en windows justo antes de que le dieran un contrato de 22Billones, invirtió en Visa a un precio especial justo antes de que saliera a bolsa. Es la mente más brillante… *sarcasmo* la verdad es que cualquiera con dos dedos de frente podría hacer lo mismo, no es inteligencia es oportunismo fruto de informaciones a las que ella tiene acceso al ser parte del ente (el estado) que ha empujado estas empresas.
Pero para ser justos no es solamente ella la que hace millones apostándole a los caballos que correrán solos en la carrera. Sino que es epidémico en el congreso, gran parte de él gracias a sus influencia y acceso a la información ganan dinero.
Me resulta difícil esperar que no surja una camaradería entre empresas que cotizan en bolsa y políticos cuando unos y otros se complementan. Por una parte un amigo en el estado es fundamental para hacer dinero y por otra incrementar el sueldo bajo de un político electo es fundamental para una lujosa vida.
El problema de una relación cómo está es que da lugar a que los políticos que toman la decisiones importantes para el bien comun sean incentivados a tomarlas de manera sesgada e interesada tomando en cuenta a empresas cuyos intereses son puramente económicos.
Seguirán apareciendo lagunas legales y riquezas ganadas de manera sospechosas siempre que no hayan muros para este tipo de relaciones. Es por eso que propongo que La carrera de la política debería de ser parecida a la de un monje. Una vida donde exista un tope económico a fin de que el verdadero Interés de aquellos que participan de la política esté en la sociedad y las leyes y no en el capital y el poder.
Después de ver esta publicidad, seguí viendo mi time line de Instagram y me topé con una noticia de una mujer que rompió el récord mundial en su deporte. Pero lo que me llamo la atención fue que se trataba de un transgénero. Esta publicación “no me cuadro”.
No estoy en contra de que las personas decidan sobre su identidad ni tampoco estoy de acuerdo con impedir que cada quien desarrolle su felicidad a su manera. Veo bien los derechos para los transgenero pero existen límites.
Las reglas deportivas están hechas para ser justas. Lo bonito de los deportes es que no hay algo externo que hace que cambie el juego. Es el trabajo y el esfuerzo de los deportistas lo que marca la diferencia en el campo. Pero las políticas están dañando esto.
Este tipo de política wujuju es proclamada por una comunidad de hombres y mujeres que busca la igualdad en todo sentido pero no entiende la diferencia de los sexos. Somos iguales ante las leyes y ante los demás pero no somos iguales en cuanto comportamientos, habilidades y características. Los hombres no son tan empaticos y organizadas como las mujeres y las mujeres no son tan fuertes físicamente como los hombres.
Creo que estas políticas son contraproducentes para la comunidad que la promueve porque irónicamente quita el protagonismo a las mujeres. Pues dada las leyes de la vida no habrá un transgenero hombre que gane una competición mientras que hasta el transgenero “de hombre a mujer” más novato de los practicantes serios del deporte en cuestión podrá vencer de manera apabullante a la mejor de las mujeres profesionales.
La razón por la que existen campeonatos individuales y separados de mujeres y hombres es para proteger e incentivar la competición deportiva femenina.
Que falta de carácter la de aquel que intenta vencer en un juego que tiene la ventaja. Estoy a favor de que los transgeneros compitan como Mujeres y se les respete dirigiéndose a ellas como “ella” pero haciéndolo en la competencia de hombres.