El ladrón es un delincuente económico, que inicia su profesión en el momento en el que le es más fácil hacer dinero robando que trabajando. El robo por tanto si bien habla mal de su autor también lo hace de la sociedad.
El ladrón es una creación capitalista, no solo porque el capitalismo requiere de una protección severa de la propiedad, sino porque el ladrón está borracho de ideología capitalista, quiere mas cosas y no tiene forma legal de obtener lo que la sociedad le pide, por lo que se la roba.
Bajo la lógica socioeconómica el que roba es un impostor, un ladrón de reputación, que se hace pasar por alguien que no es. Toda propiedad tiene un elemento representativo, que contagia a su portador de aquello que la cosa representa, engañando asi a las personas que lo ven pues lo normal (el comprar y no robar) se presupone. Toda propiedad tiene un componente abstracto que el ladrón finge, un camino de una vía, que dice: yo puedo.
En el plano interno , el ladrón está corrompido. Hay un deseo de “tener” desmedido, que rompe los muros de lo correcto y lo moral. El ladrón es un ser con miedo, su insatisfacción y vacío pretende sin éxito ser llenado con cosas. Fantasea con alcanzar la felicidad cuando se obtenga lo material, pero la felicidad como el horizonte por más que se avance no se alcanza.