El estafador de tinder es una persona que estafó a decenas de mujeres por un estimado de 2 millones de dólares. Si hubiera un cuadro de honor entre los estafadores este personaje quedaría en el estrato más bajo, debido a su
modo operandi cobarde que se basa en crear un lazo emocional con su victima para luego engañarla, sustrayéndole hasta el ultimo centavo.
Aunque lo hayan atrapado y expuesto a través de una de las plataformas más famosas del momento (Netflix) lejos de lo que se pudiera pensar esto irónicamente le vino bien produciéndose a partir del documental un culto hacia él y oportunidades de Negocio (reality show de su vida).
Estos acontecimientos se han convertido en normales. Cada vez se producen más películas de personas malas pero si bien son plataformas como Netflix o inversionistas particulares los que las producen, los verdaderos causantes de este culto hacia lo malo, somos nosotros, estas oportunidades empresariales que le llegan a personas de poco valor, llegan por que hay un mercado que anhela su producto.
Estamos viviendo en una época en la que hacer lo malo se ha convertido en una inversion a largo plazo.
Aquellos que están tomando decisiones moral y legalmente erróneas, están construyendo para el futuro. Así como el que se pasa años en un sótano programando, para un día salir y crear una empresa digital…, el sicario de Pablo Escobar hace su tiempo en la carcel a sabiendas de que al salir le esperan entrevistas en programas de tv populares, acuerdos para escribir libros ect.., ambos tienen una lógica empresarial moderna parecida.
La proliferación de este tipo de contenido es debido a ignorancia. Debemos de entender que el consumir un producto es apoyarlo. El apoyo por poco que parezca moldea nuestra cultura y está a su vez moldea el futuro. Apoyar contenido de malo, trae más contenido malo. Siendo consumidores conscientes podemos aportar nuestro granito de arena a un mejor futuro.