El rey que no sabía hablar3 minutos de lectura

El rey Jerlok cuya formación fue dada por los mejores filósofos y su estudio provenía de las notas de los mejores reyes tenia entre manos un reino grande pero inestable. Había trabajado vanamente durante toda su vida para devolver a su reino la grandeza que una vez ostentó.

Aunque defendió con su pluma y su espada, los muros de su corona la mayor amenaza para su reino decaído estaba en su propio castillo, en su heredero. Un hijo inútil cuya estupidez había agriado los últimos años de la vida del sabio rey.

Era un heredero retraído que las pocas veces que hablaba decía cosas inconexas, desordenadas y sin sentido. El rey un hombre culto pero de talante severo priorizo la educación de su hijo por el bien de su reino. Su educación fue absurdamente inútil por lo que el padre como último recurso procedió a los castigos físicos. Golpeándole cada vez que respondiera mal a preguntas del día a día. El castigo fue tanto y El Progreso tan poco que el rey se conformaba con que tan solo respondiera a las preguntas… pasados los años se le dejó de reprimir por no hablar y se le empezó a castigar por hacerlo.

Al heredero ser ya un hombre no se le podía seguir escondiendo del reino, por lo que se le empezó a mostrar en las ceremonias oficiales. La corte integrada por las personas más influyentes del reino al verlo siempre anonadado con la nada sospechaba de la condición especial del futuro rey, pero sin certeza ya que como no hablaba no se podía saber si el estaba perdido en sus propios pensamientos o en la ausencia de estos cómo era el caso.

El rey entrado en edad temiendo una represalia de la corte nunca reveló la imbecibilidad de su hijo. Llevándose a la tumba el secreto.

La corona recayó entonces sobre su hijo por derecho. Procediéndose a todas las ceremonias reales que ameritaba el acontecimiento.

El nuevo rey sin comprender a donde se había ido su amado padre pero fiel a sus enseñanzas se mantuvo al margen y sin hablar participando solo de las formalidades cuya ausencia le era imposible.

Desde la muerte del rey Jerlok el reino vio un repunte económico, fruto de la época de paz y la posición geográfica privilegiada de su estado en la nueva ola de comercio entre reinos distantes.

Las pocas veces que el rey era llevado a su altar para tratar los temas del reino, Su silencio y su corona imbuyo sus inconexas palabras en filosofía. Las palabras del rey fueron interpretadas por la corte como genialidades. Cualquier sucesión de palabras encontraba las más bellas interpretaciones, eran percibidas por quien las oía como una explicación sencilla pero suficiente que denotaba una profunda comprensión de los sucesos actuales. Y Lo que era animalmente inconexo que por tanto no se le podía conferir ni con la mas flexible interpretación del mas letrado algún significado, el tiempo ofrecia un acontecimiento extraordinario que hacía recordar lo que una vez se dijo, reivindicándolo.

El hijo del difunto rey Jerlok, fue recordado por la historia como “el grande”, perpetuando su nombre junto a los mejores líderes y recordándose su época por el nombre de la época dorada.

Comparte esta entrada:

Descubre

Más entradas:

Todo está mal

La bendición de la humanidad es la costumbre. Gracias a ella nos hemos organizado y hemos construido tecnologías asombrosas. Pero La costumbre aunque trae muchos

El lado oscuro de los regalos

El ser humano es el propio arquitecto de su vida. Toda ayuda exterior es un daño porque es falso, grr es una injusticia, aquello que

Nada no es arte

El primero en enseñar un cuadro vacío o con una mano de pintura por encima fue un genio pues paradójicamente exponer nada, como arte significaba