Las restricciones a nuestra libertad cuentan por mínimas que sean cuentan. El precedente que deja una restricción a la libertad es importante y marca la pauta para próximas intervenciones. Es por esto que cada vez que oigamos una nueva restricción debemos posicionarnos en el lado de la sospecha y la duda.
Cada violacion a la libertad se justifica, ningún tirano dijo alguna vez “por qué si” sino que se justificó con el bien comun, con la seguridad, la salud o la patria.
El individuo cada vez más pierde terreno ante una masa amorfa y subjetiva llamada sociedad. Esta masa sin cara es el justificativo de todo atropello. Aunque el ser humano es la parte más pequeña de la sociedad es la parte más importante. A partir de él surge el bien comun pues es gracias a su interés propio que el individuo construye una sociedad justa. velando por su libertad particular vela a la vez por una sociedad libre.
Así como toda empresa tiende al monopolio si no intercede el gobierno. El gobierno tiende a agrandarse si no Interceden las personas. Es el interés del poder tener más poder. El muro de contención del gobierno son las personas. Y nuestras libertades son las restricciones del gobierno.
Me preocupa que cada vez más que la verborrea de los abogados se utilice para defender al gobierno cuando restringe nuestra libertad. Creo que toda prohibición del pasado hoy mal vista por todos tuvo una diarrea de justificaciones y vueltas de cabeza que hacían ver las decisiones del gobierno mejor de lo que realmente eran. Nunca han faltado hombres sofistas que vendan su boca Haciéndonos caer en madrigueras de conejos.
Esta es quizás la maldición de las ciencias sociales nunca hay una respuesta exacta. No hay una operación lógica cuyo resultado pueda callar a todos. Las ciencias sociales son una ciencia de consenso que variará según las relaciones interpersonales. Todo puede ser jalado de un lado o del otro según los intereses de quien jala.