El discurso de odio es realmente un discurso de amor. Esto porque el que odia realmente lo hace por que ama demasiado el opuesto de lo que odia. El xenofobo por ejemplo ama su patria y está convencido de que los inmigrantes son malos para su país, es en su base un nacionalista empedernido.
El odio surge por el amor que se tiene. Aquello que daña a lo que amo lo detesto y protesto contra ello con un discurso antagonista.
No siempre aquello que se odia daña lo que se ama y puede haber un factor extensivo de ignorancia o desconocimiento dentro de la idea que sostiene su discurso. Aún así que el odio tenga sus raíces en el amor no exime de responsabilidad a su autor por lo que ha hecho.