Nado con fuerzas en busca de nuevas tierras, con cada brazada me acerco más a mi sueño, cuando saco la cabeza del agua para respirar, de reojo observo los nuevos verdes y los nuevos colores vivos. Perpetuando las milésimas de segundos que alcanzó a ver cómo una fotografía en mi mente, para alimentar mi alma.
El camino es difícil pero la curiosidad y la esperanza me hacen perseverar, lo que se encuentra ahi delante: lo desconocido me mueve a ir por más. El corazón me dice que ese es el único camino pero la corriente me empuja cada vez más fuerte hacia lo conocido, estancándome. Mis brazos cada vez más cansados empiezan a ceder haciendo el retroceso lento pero palpable, comienzo a sentir que vuelvo a donde empecé a una velocidad cada vez mayor, cada segundo que nado es uno en el que no disfruto de lo obtenido, ante lo inevitable, no me queda de otra que dejar de nadar para rio abajo poder disfrutar del paisaje efímero.
Un día llegaré más lejos que nadie me dije mientras arribaba a la tan bien conocida boca.