Óscar se desarrolló de una manera normal, hijo de unos padres cariñosos que le educaron y le otorgaron a su hijo todas las oportunidades de la vida, era sobresaliente y querido por su comunidad.
Pero Oscar tenía un secreto… desde temprana edad con ciertas personas sin importar cómo se veían o quienes eran, sentía un fuerte impulso por cortarle la cabeza. Se imaginaba con un cuchillo infligiendo una muerte lenta y exquisita sobre conocidos y desconocidos. Entrañas en el suelo. Diferentes formas para un solo fin glorioso, dar muerte.
Por su santa educación Oscar miembro desde pequeño de la iglesia pentagonal del pueblo, sabía que lo que su mente le decía que hiciera, era una conducta aberrante, que estaba mal ante los ojos de Dios pero solo fantasear con la idea no le Hacía daño a nadie por lo que permaneció en el anonimato hasta bien entrada la adultez.
En ese ciclo intermedio de la vida: Era un ejemplo para todos, un importante miembro de la sociedad con una posición privilegiada en un banco y en la iglesia pentagonal. Pero tras esa exitosa cubierta se encontraba una persona triste, sus familiares en ocasiones leían su rostro y le preguntaban qué le pasaba? A lo que siempre respondía con excusas comunes como la de problemas matrimoniales o de trabajo pero en su interior sabía que su tristeza era frustración de no tener lo que deseaba, de no haber experimentado nunca aquello con lo que tanto fantaseaba. Sus seres queridos como respuesta a sus cada vez más regular melancolía le recomendaron que fuera a un reconocido terapeuta del pueblo.
Sin ganas pero necesitado, Óscar comenzó a ir a las sesiones de terapia. Nunca le reveló sus deseos homicidas por miedo a las repercusiones pero si le expreso cómo se sentía: le hablo de esa impotencia de no poder lograr algo que quería por lo que los demás pensarían, la frustración de sentirse incompleto e infeliz y su culpa interna de querer lo que quiere. El terapeuta empatizando con él le recomendó que desarrollara su personalidad que aquello que sentía era parte de él y que su principal deber en la vida era para con el mismo primero, frases como “vive felizmente, no tengas miedo, si dios puso ese sentimiento es por algo, se tú mismo” hacían eco en las consultas.
Óscar tras varias sesiones, empezó a captar la idea de su terapeuta. Y empezó a dar pasos hacia su primer asesinato, planeando el donde, el cómo y el donde, ocupación que lo energizaba. Sus seres queridos lo veian más feliz, era un nuevo él. Las primeras victimas fueron indigentes de las afueras del pueblo. Los mato con cuchillo, de una sola estocada, de manera apresurada atestiguaban los forenses al encontrar los cuerpos, confundiendo el caso con peleas entre indigentes. Con el tiempo fue tomando confianza, más libertades y disfrute en sus asesinatos y los cuerpos dejaron de aparecer.
Como consecuencia de su nueva vida era un mejor padre salía con sus hijos, era mejor esposo más atento y un mejor amigo socializándo más. La vida por fin era feliz y quería compartir su descubrimiento con personas que como él tenían un ardiente deseo de matar y que por las normas sociales vivían encadenados a una vida triste.
Emprendió la búsqueda de sus iguales, primero entre las gangas violentas pero solo encontró asesinos vulgares que amaban más el dinero que la actividad, los callejones de las putas pero solo encontró adictos, las películas violentas pero solo encontró jóvenes adultos llenos de testosterona. Sabía que no estaba solo, por estadística deberían de haber más personas como él, solo tenía que esforzarse más.
Se le ocurrió la idea de poner en una revista rockera independiente de poca monta un anuncio que decía ¿quieres ser asesinado? Con la esperanza de encontrar personas que querían morir y personas que querían matar. Hizo todo de manera anónima, pagando una gran suma a la revista para que hicieran pocas preguntas. En su primer anuncio no recibió respuestas, en el segundo algunas personas bromeando mandaron su número pero a partir de allí la lista empezó de poco en poco a crecer exponencialmente de personas interesadas. Por fin encontraba personas como el! Ya no se sentía como la Oveja negra de mundo, No estaba solo.
Su iniciativa recibió el nombre de “slayer” y se desarrolló bien gracias a su proceso totalmente anónimo que ponía al cliente en el centro, pasando contactos de personas que querían ser asesinadas a asesinos sin cobrarles, hacer preguntas o investigaciones. El “slayer” (asesino) y el “slayed” (asesinado) planeaban directamente el proceso del asesinato.
No pasó mucho tiempo para que el éxito de la iniciativa “slayer” trajera la indeseada atención del gobierno. Creando un escándalo y Cerrando la revista, el mismo día. Así mismo se abrió un proceso criminal hacia los propietarios de la revista.
Pero esta respuesta rápida solo hizo que se publicitara más la situación, acarreando gran debate sobre la moralidad y legalidad de este proceso. Eran muchos los adultos que habían nacido con esa mentalidad asesina por lo visto.
Por un lado los pro-slayers argumentaban que ambas partes eran felices haciendo esto y No traía ningún problema para nadie fuera de la ecuación. Igual daba que una persona se suicidara a que la matara un “Slayer” (un asesino de la iniciativa). Al fin y al cabo los “slayers” eran adultos con derecho a la búsqueda de la felicidad y a desarrollar la personalidad de la manera que quieran y ni el gobierno ni nadie puede imponerle una forma de comportarse en privado. Pero por otro lado los detractores acusaban a todos los “slayers” de alabadores del demonio.. una cosa era tener mentalidad asesina y otra muy distinta era convertirse en asesino, lo aberrante de la conducta estaba fuera de cuestión no había siquiera espacio para debate, la naturaleza no nos hizo para matarnos por placer, catalogando el matar como una conducta estéril de la cual no nace nada bueno. Si todos pensaran todos muriéramos, Se acabaria la humanidad pensaban. A lo que contestaban los slayers con argumentos como que en el reino animal es normal el asesinato y que es una conducta bien humana pues yace en nuestros genes desde Caín y Abel, sin acabarse por ello la humanidad. Se convirtió en un circo mediático en un “yo te digo, tú me dices”. Todos hablaban de aquello.
Causó tanto revuelo la situación que no obstante la precauciones que se tomaron, salió a la luz el nombre del fundador de los “slayers”, Oscar. El pueblo de Óscar estaba asqueado, todo lo referente a él se prohibió. La iglesia de la que el era participe tomó fama de ser guarida de asesinos y ya nadie quería participar o rezar. Sus familiares lo desheredaron, sus amigos lo negaron y en su trabajo lo despidieron. Dando a lugar a un sin número de acusaciones de injusticia por parte de Óscar.
Pero Oscar no estaba solo había un nicho pequeño pero entusiasta que le apoyaba, los “slayers”. Estos le hicieron líder e institucionalizaron su iniciativa. Con el dogma de en la unión está la fuerza, aclararon sus pedimentos de igualdad y buscaron justicia social. El movimiento que inició con unos cientos hoy está en los millones. La visión de Óscar de justicia a todas las minorías aunque está lejos de ser un hecho se encuentra más cerca que nunca. Óscar aunque ya no esté entre nosotros por ser el mismo libremente asesinado como honorable “slayer” es hoy el símbolo icónico del movimiento y hoy en el día del Asesino es bueno recordarlo para que las personas se inspiren y sean más libres.
¡Viva Oscar!