El Caesar4 minutos de lectura

El teatro más grande del mundo se encontraba buscando elenco para su más nueva obra: “Roma” dirigida por el reconocido director Nick Diamante quien con su ganada libertad creativa en esta obra prometía innovar mediante un concepto inmersivo que hacía partícipe a la audiencia y que basaba la trama en la improvisación de los actores.

“Roma” fue un experimento colosal con cientos de actores con diferentes papeles como los de guardias, funcionarios, ciudadanos, esclavos , entre otros pero sin dudas el papel más codiciado era el del emperador Caesar, todos querían ese papel más de mil actores audicionaron, entre ellos estrellas de Broadway y protagonistas de mega producciones. El director decidió elegir los papeles de manera aleatoria por lo que quien obtuvo el papel principal fue un desconocido llamado Juan Bravo, proveniente de un pequeño pueblo a las afueras de la ciudad, que se ganaba la vida como pequeño empresario y que no solo tenía poca experiencia en actuación sino que era mala.

La farándula estaba furiosa, se preguntaban cómo dejaron que se eligiera al elenco aleatoriamente, lo llamaron un irrespeto al teatro y a todos los miembros de la asociación de actores.

Había alrededor de la obra un silencio que ayudaba a especular sobre el desastre que sería. El Aura de los días antes de la obra era expectante por la posible caída de la cima del gran director, todos querían presenciarlo lo que ayudó a que se vendieran todos los asientos de la primera semana en el mismo día del lanzamiento de la preventa.

El día de la obra ante los más grandes críticos teatrales, Juan Bravo personificó al Cesar como; en palabras del líder crítico Geovanny Santori “el más bello despliegue de poder, presencia y maestría nunca jamás vista en un papel de autoridad” la forma tan digna y engreída en la que se dirigió al público, hacia que el mismo público se sintiera parte del pueblo que él gobernaba, el teatro entero giraba a su alrededor, muchos se paraban en señal de respeto cuando en su improvisación el Gran Caesar (Juan bravo) bajaba de su escenario, otros se quitaban el saco para ofrecerle calor y así ganar su favor pero este siempre encontraba la manera de rechazarlos con indiferencia y apatía pero al mismo tiempo haciéndoles sentir un calor íntimo que les estremecía.

Juan Bravo empezó a recibir decenas de solicitudes de entrevistas pero no aceptó ninguna, quizás para ahondar en el misterio del emperador Cesar o para concentrarse en su obra. Por ello la información relativa a él era escasa y valiosa, las pocas personas que afirmaron conocerlo se refirieron a él cómo un introvertido ermitaño. El elenco de “Roma” afirmaba que apenas socializaba y era muy difícil hablar con el pero a unanimidad decían que Juan se convertía en otra persona al subir al escenario, era el más trabajador.

La obra era un éxito y ya llevaba 6 meses de múltiples horarios diarios con lleno total cuando el director con el sentimiento de misión cumplida, anunció el Último día de la obra.

La semana del último día de la Obra lo fue también de la vida de Juan bravo. Su suicidio hizo que especularan sobre el ambiente tóxico de la obra pero todo el elenco lo desmintió, por ejemplo en una entrevista a José Abreu quien hizo de esclavo y constantemente fue vapuleado por la audiencia o la legión del Caesar se encontró que su vida es feliz no obstante la obra.

Hay opiniones encontradas, pero la opinión dominante de los que lo vieron es que Juan Bravo había dado tanto al papel que no veía felicidad fuera del teatro, por lo que cuando bajaba los escalones de la silla del emperador para volver a casa se ahogaba en alcohol, creciendo en tristeza ante la preocupación del fin seguro pero sin fecha de la obra.. hasta que ese fin llegó. Para la fanaticada es un ejemplo claro de una persona cuyo arte sobrepasó los límites, un verdadero genio, entregado al público más que a si mismo, para otros el rol lo mato, siendo un hombre infeliz a quien la fortuna le había sonreído.

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