El vegetarianismo es una idea que busca suprimir el consumo de carne de la dieta alimenticia. Es una idea antinatural ya que no existen las personas vegetarianas, todos los humanos somos omnívoros por naturaleza comemos plantas y carne animal.
No se puede hackear el código genético. En general todos disfrutaríamos de un buen pedazo de carne. Lo qué pasa es que el vegetariano decidió no comerla por una racionalización y al hacerlo está ejerciendo su derecho a la libertad de pensamiento.
Al vegetariano no le repugna la carne, le repugna los pensamientos que le despierta la carne. Estos pensamientos desagradables han pasado de la esfera de lo mental exteriorizandose en el mundo físico con el mal sabor al probar una carne y las sensaciones de nauseas.
Estos pensamientos pueden ser variados, pero suelen rondar alrededor de la culpa por el maltrato animal. El amor por los animales suprime el instinto O no?
La verdad es que el vegetariano llega solo a los animales caricaturizados por los medios. No protegen a las cucarachas, los mosquitos ni a las moscas. Nadie tiene un letrero de salven a los ratones. El amor por los animales, pasa a amor por lo “bonito” o lo propio, un quejido contra los animales que son transversales a su identidad. No es pro-animales es pro-yo/pro-nosotros. El instinto cede ante el amor propio.
El vegetarianismo es una bandera de superioridad moral y mental, moderna. Una forma más de dividirnos, de ser parte de un grupo de ser alguien y tener un propósito.