El halago es el acto de hacer sentir bien mediante las palabras a una persona. Es ampliamente visto como algo bueno y deseable pero en mi opinión en su interior no lo es.
Cómo dijo Facundo Cabral “el hombre solo acaricia al caballo para montarlo”
El halago es una acción cuya piedra angular es la manipulacion, buscando interceder en nuestro actuar presente y futuro. Nadie halaga una acción normal o esperable, cuando se halaga de una forma sutil se está diciendo que la acción fue extraordinaria, tratando de empujar el actuar para que no se desvíe.
El halago crea una jerarquía momentánea entre quien halaga, superior, y quien recibe el halago, inferior. Una forma de dirección donde se otorga una educación paternal, comparado a la caricia del perro.
Es hermano del no tan popular: Castigo. En ambas acciones se busca manipular y corregir pero partiendo desde diferentes acciones. Por un lado el castigo lo logra aplicándote una acción inplacentera, haciéndote sentir mal, produciendo el deseo de no querer experimentarlo nuevamente y por el otro lado el halago es mediante la acción placentera que nos hace sentirnos bien y por ende querer volver a experimentar esa emoción. Diferentes vías para un mismo fin, interceder en nuestro comportamiento.