Nuestra época a dado luz a un monstruo, un monstruo que es hijo del amor y que por amor amenaza con destruir nuestra sociedad, pero que no por ello deja de ser un monstruo necesario.
Lo políticamente incorrecto se concibió desde el amor con la meta de proteger aquellos grupos minoritarios de comentarios y bromas de odio. Su intención aunque buena y hermosa metamorfosea en el Vientre de la sociedad y se convierte en un monstruo al nacer.
El monstruo es vigilante, fiscal y juez, respondiendo al llamado del ofendido para castigar al filo de la desaprobación social y la censura a quien él encuentre culpable.
El monstruo encuentra su mayor aliado en el ofendido cuyo dolor subjetivo despierta empatía. Es el ofendido el verdugo y la victima pues es el quien hace todo el trabajo ofendiéndose ante un hecho que debe de resultarle indiferente. El ofendido tiende a multiplicarse pues cuando el monstruo pone su reflector sobre el ofendido le ofrece el protagonismo deseado fortaleciéndose cada vez más pues el monstruo posiciona el incentivo en que la piel sea cada vez menos gruesa y más sensible para así el ofendido lograr el objetivo de obtener más poder en la sociedad.
Si este monstruo se fortalece derribaría los principios básicos de una sociedad democrática. Paralizando todo progreso pues la búsqueda de la verdad amerita de la libertad de expresión.
Pero… Es por esta misma idea que veo Tan necesario que surja este monstruo.
En mi opinión los grupos de ofendidos son necesarios pues el Progreso germina gracias a la expresión de nuevas ideas. Ideas que equivocadas o acertadas deben ser discutidas para que así se vean fortalecidas a través de la oposición.
Y es esto mismo lo que está haciendo lo políticamente incorrecto pero lo hace desde un nivel más elevado que la censura especifica que el monstruo hace de una persona en particular con un tema particular.
Lo políticamente incorrecto lucha de frente con los principios democráticos y los pone a prueba. Empujándolo a una dirección u otra.
Lo políticamente incorrecto por ello es un bien pues es tan sólo un eslabón más en el perfeccionamiento de la sociedad.
Un perfeccionamiento que necesita de lo odioso pues es solo lo que nos afecta lo que nos hace más fuerte. El cuerpo que no se enferma es el más proclive a morir.