En el subway de New York a la espera de mi estación me percaté de un anuncio pagado por el estado.
Existe una creencia de que la única violencia es aquella que se sufre en piel, con golpes y heridas. Pero la verdad es que la violencia va más allá de lo físico y puede causar el mismo o más dolor e inclusive la muerte (suicidio) si recae sobre la mente.
Estos símbolos del anuncio son un claro llamamiento a la población a hacer de policías (sin fiscalización ni entrenamiento) para que usen sus armas: la violencia de las malas miradas y la presión social con el fin de hacer suficiente fuerza para que quien se atrevió a no utilizar o a utilizar mal la mascarilla: cese.
Este tipo de anuncio es un permiso explícito de parte del estado para que personas descarguen sus problemas atacando a una persona por su manera distinta de pensar. El precedente es peligrosisimo.
Lo que se pueda decir del fin del anuncio “prevenir el COVID” es discutible pero lo que no lo es, es que los fines no justifican los medios. Atropellar a una minoría es un error, esta mayoría tiene derechos a pensar erróneamente y por tanto no se le puede imponer la verdad.
En New York, he visto la cosecha, He visto cómo personas regañan a otras por no usar la mascarilla m, he visto cómo estás contraatácan. Una sociedad violenta se construye con políticas violentas. Por eso no es de extrañar tanta violencia en el edén americano.