Seguramente te has encontrado en una fiesta que va en su mejor momento, estás bailando y gozando. El tiempo pasa deprisa y sin aviso te das cuenta que ya solo quedan 6 hombres en la barra y el bartender abatido mirando el reloj esperando su hora de salida. Es ahí qué dentro de ti lo sientes “es momento de dejar la fiesta” y si no le haces caso a tu instinto te arriesgas a que los borrachos empiecen a pelear contigo por una mirada o las luces del evento las apaguen contigo adentro.
Saber cuándo irse de la fiesta es una decisión difícil pues uno Siempre quiere seguir bailando un poco más.
A veces el deseo de quedarse en la fiesta es esperando un suceso puede ser la esperanza de que una chica nos haga caso o el deseo de cantar una canción pero lo que esté tipo de persona nunca entiende es que si son las 4am y aún no ha sucedido lo más probable es que no suceda. No seas un borracho desaliñado que aún a las 9am sigue esperando su momento en la pista de baile.
A esto le llamo “el Momento de dejar la fiesta” y es una situación que se extrapola a toda la vida.
Muchos se pasan la vida tras un sueño que les hace de cicuta. Un castigo digno de los dioses mitológicos griegos donde la persona Mientras más corre más se aleja de su sueño pero que la victima persiste bajo un delirio de merecimiento que encarna. Una perseverancia injustificada que solo hace que la persona le cueste cada vez más dejar el sufrimiento de su esfuerzo.
Nadie quiere aceptar el tiempo “perdido” (invertido) en un plan. El miedo al “fracaso” y a al que dirán perpetúan hasta las situaciones mas insostenibles.
Los Ángeles de California está lleno de maduros de 40 años cuyo estrellato está a la vuelta de la esquina. La verdad es que todo tiene un tiempo no nos podemos pasar la vida tratando pues nada es gratis todo consume tiempo, energía y dinero. Tenemos que entender que nada es obligado. Tu instinto te dirá “basta” es suficiente y debes de saber cuando es tiempo pues A veces es mejor abandonar la fiesta y avanzar.