La confianza1 minutos de lectura

Todo lo que se realiza con confianza en uno mismo aumenta en sus probabilidades de éxito. Todo lo que se hace con desconfianza se realiza a medias y con dudas. La desconfianza es la semilla del fracaso.

No realizar algo con confianza implica miedo. El que no confía en si la realización de una tarea es beneficiosa o puede es “posible hacerse” en su base lo que está diciendo es que teme. El miedo es en si mismo un pensamiento distrayente del “aquí y el ahora” , una desconcentracion que impide disponer de nuestro 100% hacia la tarea.

La desconfianza es un creador de problemas ficticios. Ella siempre está antes o durante la acción al margen del resultado, no existe nos lo inventamos.

Quien actúa con desconfianza aún realizando la tarea correctamente y aunque la persona sea premiada este premio lleva los vestigios de su desconfianza, en su interior la persona cree que fue suerte y que no se debió tanto a su efectividad como a su timing. No pudiendo replicar el resultado pues la suerte no juega seguido. La desconfianza Es un círculo vicioso el miedo atrae el fracaso y el fracaso atrae más miedo.

La confianza es la puerta a lo bueno. Al hacer las cosas sin dudas ni titubeos podemos usar nuestra energía para la actividad en sí misma y realizarla mejor.La confianza nos hace perseverantes, nos empodera.

Debemos de ser cuidadosos y actuar con cautela en la etapa de planear pero una vez tomada la decisión debemos de ir con todo sin mirar atrás sin las preocupaciones y miedos característicos de la desconfianza por qué entonces obtendremos el fruto de la desconfianza que es el fracaso.

Comparte esta entrada:

Descubre

Más entradas:

Todo está mal

La bendición de la humanidad es la costumbre. Gracias a ella nos hemos organizado y hemos construido tecnologías asombrosas. Pero La costumbre aunque trae muchos

El lado oscuro de los regalos

El ser humano es el propio arquitecto de su vida. Toda ayuda exterior es un daño porque es falso, grr es una injusticia, aquello que

Nada no es arte

El primero en enseñar un cuadro vacío o con una mano de pintura por encima fue un genio pues paradójicamente exponer nada, como arte significaba