Las buenas ideas son como el buen vino mientras más esperas antes de usarlas mejor.
Cada vez que tengas una idea es preciso esperar antes de ejecutarlas y mientras más esperes mejor. Si al final del tiempo de espera aún suena como buena idea, es prueba de que vale la pena su ejecución.
Si en cambio pasado el tiempo te has olvidado de ella, no te angusties pues es prueba suficiente de que no era buena. Una buena idea es casi imposible de que salga de tu mente
Una idea añejada tiene que pasar por el
Inconsciente. Este le va dando vueltas a la cuestión , desestimandola y olvidándola si es mala o mejorándola y trayéndola a colación si es buena. Solo las mejores ideas sobreviven su escrutinio.