Seguro te ha pasado que vas manejando tu vehículo con lo ojos entreabiertos en piloto automático y de repente vez algo nuevo que produce entre tus neuronas un choque eléctrico que desencadena un: “Eureka!”. Aunque quizás no resolviste una paradoja milenaria si que pudiste resolver un conflicto de tu vida en solo un instante. Acaba de darte una serendipia!.
Esta palabra proviene del inglés, y fue utilizada por primera vez hace más de 250 años por Horace Walpole en un cuento de hadas Persa. Desde entonces significa: Circunstancia de encontrar por casualidad algo que no se buscaba.
En pocas palabras es un descubrimiento que no fue buscado. Pero acaso el hecho de descubrir no sugiere búsqueda? Creo que la serendipia no es tan accidental como su significado sugiere sino que es un esfuerzo del inconsciente que previo a la concentración consciente da entonces el toque final. Un resultado fruto del conocimiento madurado que acaece cuando el último domino de la cadena cae.
La serendipia es entonces una herramienta del innovador que aprovecha el cerebro en su totalidad. Una especie de agricultura mental que busca cosechar del problema un fruto o respuesta, donde nuestro consciente brinda a la planta “agua” y el inconsciente “sol”.
Cómo puedo yo llegar a la serendipia? Teniendo preguntas abiertas y buscando sus respuestas permanentemente a través del aprendizaje, la búsqueda de intersecciones entre diferentes disciplinas y una curiosidad reiterativa que amplíe nuestras fronteras mentales.