El Wabi-Sabi es descrito como una visión estética y una forma de comprensión del mundo inspirada en el budismo y basada en la belleza de la imperfección, en la fugacidad y la no permanencia de la existencia que podría sintetizarse como “nada en la vida dura para siempre, nada es completo y nada es perfecto”
Esta filosofía japonesa contrasta con la filosofía occidental. La forma Wasabi de ver las cosas es sin duda una cargada de presencia , donde no se juzga, no se critica, una visión positiva donde más que buscar la simetría de lo perfecto se busca la belleza cruda de lo simple, lo natural. No creo que el Wabi sabi sea un Arte o un estilo estético sino que mas bien es una forma de ver las cosas un lente con el que se decide observar, que presupone una actitud en donde se aprecia por lo que es y no por lo que puede ser. Una contraposición de lo imperfecto y sencillo contra lo completo y cargado.
Los lentes wabi sabi son “Hoy” más necesarios que nunca. Los estándares de belleza occidentales han puesto la bara dentro del rango de lo “inalcanzable” ya no nos bastamos, solo es posible acercarse al ideal “cambiándonos” , ya sea con: procedimientos antinaturales, capas de filtros, maquillaje exagerado. En fin aquello que nos acerque un poco más a la perfección sugerida. La mirada Wabi Sabi en cambio traerá paz y prudencia porque no posiciona la belleza fuera de nosotros sino que nos sugiere que esta dentro, este re posicionamiento nos permite vernos suficientes, ser bellos y perfectamente imperfectos.
Pero lo que mas me gusta del Wabi sabi es la filosofía de vida. Una forma elegante de vivir. Donde una vida es bella a pesar de faltar bienes, perfecta a pesar de no tener todo lo deseado. Una visión alcanzable e inspiradora que nos saca del inconformismo y la insaciabilidad material de nuestros días. Y nos Invita a deshacernos de las expectativas que derivan en infelicidad.
En conclusión el Wabi Sabi es una filosofía de amor. Una filosofía terapéutica que Nos cubre con satisfacción y presencia. Nos brinda la perspectiva necesaria para sentirnos afortunados y para vivir en el presente, Aceptando la fugacidad de las cosas y por ende permitiéndonos disfrutar más de ellas.